Lección 03 – La luz brilla en la oscuridad
El Apocalipsis describe al diablo como dragón y serpiente (Apoc. 12:9). Dragón, porque desea destruir al pueblo de Dios; y serpiente, porque utiliza todas sus astutas mentiras para engañarlo. En los primeros años del cristianismo, miles de personas fueron torturadas, arrojadas a los leones y quemadas vivas por la Roma imperial por negarse a adorar a sus “dioses”. Sin embargo, muchos permanecieron fieles, el evangelio siguió difundiéndose y la iglesia creció.
Como resultado, Satanás cambió su estrategia. Decenas de paganos se bautizaron, pero sin una instrucción completa en la verdad. El error inundó la iglesia a medida que los dirigentes fusionaban las verdades de las Escrituras con las costumbres populares. Los siglos IV y V fueron épocas de sincretismo, cuando los líderes eclesiásticos mezclaban las prácticas paganas con las doctrinas cristianas.
No obstante, incluso en los momentos más difíciles de la vida, Dios estaba con su pueblo. Encontraron a Jesús, “el camino, la verdad y la vida” y, por el poder del Espíritu Santo, se mantuvieron firmes ante la abrumadora presión de abandonar sus convicciones. Permanecieron leales a la voluntad revelada de Dios.
La lección de esta semana se basa en El conflicto de los siglos, capítulo 3.