Lección 01 – Parte de la familia de Dios
Como cristianos, una característica sorprendente de nuestra relación con Dios es que él confía en nosotros para administrar sus asuntos en la Tierra. Al comienzo mismo de la historia humana, Dios delegó explícitamente en Adán y Eva el cuidado personal de una Creación perfecta. (Ver Gén. 2:7-9, 15.)
Desde ponerles nombre a los animales, cuidar el Jardín, hasta llenar la Tierra con hijos, Dios dejó en claro que debemos trabajar en nombre de él aquí.
Él también nos bendice con recursos, pero a nosotros nos encomendó administrarlos. Por ejemplo, recaudar fondos emitir cheques, hacer transferencias electrónicas, confeccionar presupuestos o llevar nuestros diezmos y ofrendas a la iglesia los sábados de mañana… Dios nos anima a emplear los recursos que nos ha dado para nuestras necesidades, para las necesidades de los demás y para el avance de su obra. Y, aunque parezca increíble, Dios nos confió a nosotros la crianza de sus hijos, la construcción de sus edificios y la educación de las generaciones venideras.
En el estudio de esta semana, exploraremos los privilegios y las responsabilidades de forma parte de la familia de Dios.