Lección 08 – “Escoge, pues, la vida”
Una joven de 22 años fue diagnosticada con una enfermedad mortal: tumor cerebral. Incluso con todas las maravillas de la medicina moderna, no se podía hacer nada más que prolongar la agonía hasta lo inevitable. Pero esta joven, Sandy, no quería morir. Entonces, tuvo un plan. Después de su muerte, le pondrían la cabeza en una tina de nitrógeno líquido congelado, para preservar sus células cerebrales. Y allí esperaría, cincuenta años, cien años, mil años, hasta que la tecnología hubiera avanzado lo suficiente y su cerebro, compuesto por conexiones neuronales, podría cargarse en una computadora. Así, Sandy podría “vivir”, tal vez incluso para siempre.
Triste historia, no solo porque una joven estaba a punto de morir, sino también debido a dónde puso su esperanza. Como la mayoría, Sandy quería vivir. Pero eligió un camino que, a fin de cuentas, seguramente no funcionará.
Esta semana, mientras seguimos en Deuteronomio, veremos la preferencia de vida y la oportunidad que se nos da de elegir la vida, pero elegirla en los términos que Dios, el Dador y Sustentador de la vida, nos ha ofrecido en su misericordia.