Lección 05 – Jesús como el gran Maestro
Billy Graham cuenta la historia de cuando visitó a soldados en un hospital de campaña en compañía de su general. Un joven soldado “estaba tan destrozado que yacía boca abajo sobre un artilugio de lona y acero”. Un médico le susurró a Graham: “Dudo que pueda volver a caminar”. El soldado le hizo una solicitud al general: “Señor […] luché por usted, pero nunca lo he visto. ¿Puedo ver su cara?” Así que, el general se agachó, se deslizó por debajo de ese artilugio de lona y acero, y habló con el soldado. Mientras Graham observaba, una lágrima del soldado cayó sobre la mejilla del general.
Al momento del nacimiento de Jesús, la humanidad se encontraba destrozada y ensangrentada, necesitada de una mirada sanadora de Dios. Es como si la humanidad suplicara: “Oh, Dios, ¿podríamos ver tu rostro?” Al enviar a su Hijo a este planeta, el Padre envió al gran Maestro en una misión: mostrar su rostro a la humanidad. Desde entonces, hemos tenido el maravilloso privilegio de contemplar el “conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Cor. 4:6).